La fe y la devoción hacia una imagen en particular se puede transmitir de muchas maneras. Puedes ir a la iglesia a rezar ante Él o Ella y pedirle por ti y por los tuyos, lugar además donde se encuentra los 365 días del año. Puedes también esperar a su salida procesional y hacerlo también en la calle, pero siempre de una manera educada, correcta, sin aspavientos de ningún tipo, y que pueda romperse en algún aplauso por parte del público, o incluso en algún ‘Viva’ de una manera espontánea. Puede ocurrir.
Pero estamos hablando de otra cosa. Estamos hablando de una algarabía impostada, exacerbada, con un afán de protagonismo desmedido y que en ocasiones rozaba lo chabacano y vulgar, resultando además molesto, tal y como se vio en la salida extraodinaria del pasado sábado de la Virgen de los Dolores del Cerro.
Lo que para algunos es devoción hacia una imagen, para el resto no dejaba de ser un espectáculo teatral por parte de un grupo de animación que se situaba en diferentes zonas del recorrido procesional. Los que estábamos en la esquina de Afán de Ribera, a la altura de Los Valencianos escuchamos perfectamente esos comentarios de ese grupo decir «Vamos a gritarle a la Virgen lo que no lo hemos hecho en estos tres años.»
¿Qué necesidad hay de estos numeritos? ¿Quizás quieran que se le reconozcan en algún sentido, o quieran sentirse orgullosos y que se hablen de ellos en las redes sociales? No se entiende para nada esta actitud, donde la protagonista, al fin y al cabo, debe de ser la Virgen de los Dolores. No se debe de manchar un acto extraordinario de estas características de esa forma y más cuando se consideran «fieles».
Es lógica la recriminación del costalero del Cerro hacia ellos. No es homofobia ni mucho menos, tal y como algunos se escudan, es tener sentido de la medida y un mínimo de respeto hacia una imagen sagrada. La misma que por ejemplo no tuvieron en la salida de la Pastora de Triana del año 2021 por este mismo grupo, tal y como se puede ver en las imágenes. O en el regreso de la Esperanza de Triana en andas hacia su capilla la pasada Cuaresma.
Sevilla tiene su propia identidad cofradiera para que vengan estas «modas» que quieran imponer determinados grupos desde otras localidades. No perdamos nunca la compostura, y menos ante una imagen.