Ella, la que sempiternamente se halla a tu vera incluso cuando tú pierdes el Norte; Ella, la que vigila que tus coordenadas sean las adecuadas para que llegue a buen puerto.
Ella, la que de pequeño se le aparecía a un pequeño infante entre rejas allá cuando ondeaba banderas corporativistas de un calado sobrenatural en el reino.
Ella, la que habita tras el Arco; la devoción de tu amada madre; la que provoca regueros de lágrimas al sentirla, al verla radiante en Parras.
Ella, la que te mira de reojillo cuando caminas con otro hábito porque se sabe querida porque la visitas, le rezas y la mimas al postrarte de una forma diferente.
Ella, morena y guapa. Encuentro con Pureza, de pureza. Ellla, la que siempre te obliga a mirarla dos veces porque una siempre sabe a escasez.
Ella, la Esperanza del Mundo.