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Buenos días, tardes, noches. Ayer celebrábamos la festividad de la Esperanza… ¿Cómo define la Real Academia Española de la Lengua a la Esperanza?
Lo hace así:
- Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea.
- Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.
- En el cristianismo, virtud teologal por la que se espera que Dios otorgue los bienes que ha prometido.
¿Cómo la define el sevillano o la sevillana? Lo hace así:
Se la define como Hermandad de Gloria dando veneración a la Expectación de la Virgen María. Y lo hace por San Martín donde la Virgen nos Guía y las Lanzadas de la vida nos llevan a la divinidad de una profesión, tan laureada en estos tiempos y tan mal tratada en otros, la Esperanza Divina Enfermera, titular de la Hermandad de la Sagrada Lanzada.
Y por supuesto a la Esperanza se la define en Sevilla con advocaciones de penitencia, por ejemplo, en la Ronda, donde la Gracia de sus andares se unen al compás esperanzador del sonar de sus bambalinas que, al moverse, como dijera el poeta Rodríguez Buzón:
La luz el rostro le dora
dibujándolo en sonrisas,
y al pasar Caballerizas
los blancos muros rozando,
una voz le va cantando
al son de los guardabrisas.
El esperanzador paseo continua por la Ronda hasta llegar a la Trinidad, a la Esperanza divina que convive con la esperanza terrenal, los niños y niñas de su colegio adyacente, cantera de una hermandad creciente, una de las hermandades epílogo de nuestra Semana Mayor, pero que sin duda nos deja ese mensaje de que el final es el que es, que la victoria de la vida sobre la muerte siempre es nuestro destino.
Y la Esperanza también vive en Triana, la dualidad sevillana en barrios, en equipos de futbol… Así lo quiere y en Triana la Esperanza es dual también, dos hermandades, dos advocaciones, dos sacramentales junto a ellas, Jesús Sacramentado unido a la Expectación de la Virgen. En Triana, la O nos enseña desde su parroquia la Expectación de la Virgen por quien va a llegar y en Pureza, ¿podía tener mejor nombre esta calle? Claramente no, la mujer de tez morena que arremolina las madrugadas sevillanas, la que con su mano en el pecho nos dice: “Aquí estáis conmigo”, nos espera para enseñarnos que, junto a ella, todo está bien.
Y el recorrido se acaba en la Macarena, lo hacemos entrando por el Arco, antigua puerta de la ciudad amurallada, hoy casi al completo destruida. El único brazo que nos queda esta aquí, como queriendo proteger a la ‘moza de San Gil’, a la Esperanza, que recibió el apellido por la que es archiconocida de un barrio que la hizo suya, por eso le habla de tú, por eso le riñe si se retrasa, recordemos que solo tiene diecinueve años, el pueblo lo sabe y así cuida de ella.
Ella ante la que nada es imposible, ella que igual llora que sonríe, porque eso es la esperanza, sufrir el llanto con la Esperanza de pronto poder sonreír de nuevo y en su cara se refleja, la esperanza de un barrio, la esperanza de una ciudad y la esperanza del mundo.
Ella es la Esperanza, ella es la Macarena y como cantara Joaquín Caro en su pregón: «Igual que ayer permanece… y por muchos siglos más, sigamos viviendo la ciudad de las Esperanzas».
Igual que ayer permanece.
Sale poco de su casa.
Mas cuando sale traspasa
la muralla y la florece.
Tan adornada, parece
una novia en el balcón.
Su cara y sus manos son
del pueblo los aledaños.
Siempre alivia desengaños
esta moza de San Gil,
que dicen que por abril
cumple diecinueve años.
«Bueno, pararse ahí»