Así comenzó un nuevo capítulo Feliz en nuestras vidas. Así lo hizo entre ríos de vino, pescaito frito, viandas varias y otros manjares que le permitieron al sevillano brindar y sentirse Rey, en esos momentos. Lo de Santo lo dejamos Oseas después de Feria…
La tarde invitaba a abandonar los pasillos catedralicias, a sustituir chorreras, Bola y Lobera por traje, clavel, catavino y fina loncha de jamón. Te pido disculpas, Cristóbal, el año que viene te vienes a mi caseta. Estos hermanos Pinzones eran unos marineros pero de pescar lo justo…
La nocturnidad se vistió con sus mejores galas, todos sentados a la cama del señor; del señor que ha organizado la cena en la Caseta.
Este manuscrito se escribe desde el Real, con los zapatos con albero, entre espinas, alegría, brindis por la amistad y mucho vino. Más vino…!!
Sevilla y sus matices infinitos; extremos contrapuestos y aún así nos llevan de gozo por igual. Diferentes gozos pero gozos al fin y al cabo.
La leve lluvia menesterosa para aplacar el albero ya es tradición al igual que la caída masiva de farolillos. Reposición, Risas, algo de trabajo extra y a seguir bailando…
Se encendió la Portada y de portada está Sevilla; reino envidiado e inalcanzable e inentendible si no tuviste la ducha de ser alumbrado intramuros.
Sevilla, solo un anhelo: ¡vívela!
Os dejo que me reclaman para danzar entre palmas, guitarra templada,… suenan los Hermanos Reyes. Gloria eterna.
Sean felices.
Fotografía: Ayuntamiento de Sevilla.