Aún recuerda este Rey Santo el plumaje argentoso de la columba anunciadora de la nueva: El Hijo de Dios entre llamas.
En la actualidad, la miseria del ser humano nos hace bomberos y ahora todos salvaron a Dios del fuego. Pobres imbeciles.
Dos se encarnó de Ave Fénix en una Navidad atrasada que arrasaba con parte de aquella Capilla y con la madre del Cachorro que a su vez, y eso solo sucede donde ha de suceder, rejuveneció para que las nuevas generaciones la recordaran por siempre con cara de jovencita trianera, luchadora, mediadora incapaz de soltar gota mientras sienta como late el alma de la madera a su vera.
Hoy hace medio siglo que en Triana se debería celebrar una segunda Natividad del Señor porque sin irse, volvió a la vida mostrándonos que hasta Él es frágil en la adversidad. Se sobrepuso porque El Cachorro es así y ahí lo tienen, dando lecciones de vida eterna.
Hoy dejaré a Lobera envainada, depositaré mi corona y mis chorreras y me perderé por el barrio de la soleá, de los gitanos en la Vega, el de los corrales de vecinos y la miseria compartida porque había salud y eso ya era motivo para poner a recalentar eso que llamaban puchero y que sabía a gloria y mejor no verso sus condimentos.
Hoy este Rey Santo te acompañará en tu vía crucis, perdido entre el gentío porque aquende solo hay un Rey, de Reyes, que expirante inundarás Triana de ese halo de Fe, de esa fuerza y esa garra que solo tienen los hombres de raza.
Hoy este Rey abdica ante el Rey de Reyes. Hágase tu voluntad.