Publicado por Pasaron las fechas y sevilla se volvió a vestir de diario.
Domingo con sabor a Corpus en Triana y la Magdalena, a Parroquias con solera y a barrios engalanados. Sonrisa, respeto y fe.
Han pasado ya tres dias y nada es comparable. Ese “uno de los jueves” que brilla más que mi Astro homónimo y aún prosigo pleno, desbordado y desbordante.
El Corpus Christi es algo que roza ligeramente lo inexplicable; Sevilla se viste de la Sevilla más rancia, la que soporta el peso de la Fe, aunque también la del postureo cofrade, la de las fotos en el patio de los cítricos anaranjados para que quede constancia en la posteridad. Pines y algún pisa corbata oxidado.
Aún así, nada entorpece la visión, nada ensucia la mañana, nadie se atreve a la cuestión. Cuestionar, ¿habrá algo más sevillano?
Como versaba, el miércoles la Catedral era un hervidero. Gloria a priostes y floristas, ayudantes y voluntarios, al Consejo, a mis catedralicios de mi alma. Gracias por tanto.
Y gracias porque la tiene; dos años hemos dejado atrás, dos años con las chorreras de gala sin almidonar.
Jueves de Corpus, de niños carráncanos, seises y normalidad.
Alabado sea el Santísimo y Alabado mi menesteroso paseito por las callejuelas del Reino.
Post scriptum: agradecido por la cuantía y la cualidad del piropo exaltado hacia este Rey Santo que glorioso, bello y esbelto, paseó superlativo, con el mundo en mis manos. El mundo y Lobera…
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