Paredes derruidas por el normal transcurrir temporal,
Caliches poco adheridos a la superficialidad,
Azulejería vestiste y calcomida.
Arterias visibles y muy trabajadas,
Circulación anecdótica,
Escasez al fluir.
Caminos complicados de acerado bélico,
Adoquines desordenados,
Montículos de origen arcilloso adornan el solar.
Limes provisionales arrumbados,
Se escucha el tic tac con el que golpean las alíuotas de dichos montículos nuestro cerebro.
La vida transcurre y este Rey Santo os recuerda que para gozar de arrugada superficialidad dérmica debéis cuidaros como ese casón que sobrevive airoso a la totalidad de eventualidad que le asilan y ahí sigue izado.
Cuídate, Sevilla…