Aún con melodías somnolientas danzando cual Seises sobre mí, y buscando el frescor de la mañana que no consigo encontrar, se dispone este Rey Santo, a la fecha mariana tan importante que nos visita en el círculo redundante de la vida, a manuscribir un novedoso pergamino dominical que en esta ocasión se teñirá de celestiales tonalidades conjugadas con gracia salesiana, con un rosa muy especial.
“Rendido a tus Plantas, Reina y Señora, los cristianos te aclaman su Auxiliadora…”
La sabiduría y el empaque de las décadas gozadas, le otorgan a este Rey Santo el don de saberse capacitado para captar directas que beneficien en cierta magnitud al reino.
Postales cerebrales se agolpan en mi cerebelo; infantes abanderados inundan patios y pórticos académicos bajo su Auxilio y ante la justa mirada de Juan, un hombre bueno que dedicó su vida a la enseñanza y a hacer y generar bondad.
¡Salve Don Bosco Santo!
La familia salesiana, a la data presente, entre algarabía, celebra la Festividad Mariana que tanto empaque posee en el reino.
Con moradas en la callejuela titulada como Ella y allá por el lime fluvial de Triana, los Salesianos prosiguen su camino de Fe y dedicación plena, a la formación de buenos súbditos con un empeño fuera de la normalidad que acontece.
“Este Rey Santo tus auxilios viene a solicitar, Virgen Santísima Trinitaria y Sentaíta trianera, rueguen por la totalidad…”
En la contienda del data a data, siempre fueron consuelo de los que crecieron a sus Pies y de esta forma, este Rey Santo le dedica unos vocablos encadenados a una devoción vital del sevillano.
¡Viva María Auxiliadora!