La crónica audiovisual del tercer fin de semana de julio

El pasado fin de semana, la ciudad albergó un total de tres procesiones. Se trata de las últimas salidas de estas imágenes marianas bajo la advocación del Carmen, finalizando así este ciclo en el presente año.

Las salidas procesionales de la Virgen del Carmen del puente, San Gil y Calatrava

A las 18.30 horas del pasado sábado 20 de julio, tuvo lugar la salida procesional de la Virgen del Carmen del puente de Triana. A pesar del aviso naranja por altas temperaturas que presentaba la capital hispalense en ese momento, y bajo el consiguiente riesgo que podría conllevar, adelantó su horario de salida unos 45 minutos conforme estaba previsto inicialmente.

Tras cruzar el dintel de la puerta de la parroquia de la O, bajó al paseo que lleva el nombre de la dolorosa de la O para ser embarcada en la propia dársena del río Guadalquivir, iniciando así su procesión fluvial. Poco antes de las 22.00 horas, llegó de nuevo a Triana, donde, ya en en su paso procesional, saludó a su propia capilla y recorrió alguna de las calles del barrio, hasta su entrada. Estuvo acompañada musicalmente por la Banda de Música Cristo del Perdón de La Rinconada.

Y desde Triana hasta la Macarena. La Virgen del Carmen de San Gil realizó su tradicional salida por las calles de la feligresía. Cabe destacar en su discurrir a su paso por la calle Talavera y en Parras, además del saludo a la corporación de la Madrugá del Viernes Santo. Como anécdota, tras salir de la calle Talavera para Pozo, la corporación decidió retirar al Niño Jesús que portaba la imagen por riesgo a que desprendiera, siendo llevado por las camareras delante de su paso.

Abría el cortejo la Banda de Cornetas y Tambores Juvenil de la Centuria mentras que tras la talla estaba la Banda de Música Municipal de Arahal.

Llegado al domingo 21, la Virgen del Carmen de Calatrava procesionaba por segunda vez en esta semana. Esta vez lo hacía por las calles del barrio de San Lorenzo a los sones de la Banda de Música de Nuestra Señora de la Victoria de las Cigarreras, visitanto el monasterio de San Clemente. Como novedad, presentaba unos nuevos candelabros, dando una mayor luminosidad a sus andas procesionales y una nueva estética.