El Santo al cielo

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Las centurias no pasan en balde, van dejando huella y poso, certeza plena; el poso da sabiduría, recursos a la fracción horaria exacta para la decisión inmediata pero deja huella, sin titubeos, ni circunloquios ni perífrasis.

A mis anualidades al dorso, uno comienza a sentir, o ni siquiera eso, que en eventualidades, unicidad no posee la destreza propia de un Rey, de un Santo, de un Reconquistador del nivel del que manuscribe. Y justo eso vengo a contarles hoy.

Dominical, Sevilla cuasi en llamas en la decimonovena ola de calor. La verborrea del momento que hace ejecutar el temor cuando las temperaturas no están siendo tan atrevidas como lustros anteriores. Aquende uno que décadas atrás, otra a con pavor la superación de los cincuenta grados centígrados en indicadores callejeros y sempiternamente escuchaba: “Ese reloj está mal”, cuando los que estábamos enfermos con rabiosa inmediatez éramos nosotros al ver la sensación térmica a la que estábamos expuestos.

Esta septenaria, ha sido la elegida por el Cabildo Catedralicio para la limpieza de mi acristalada morada y he sufrido los meneos típicos del momento: limpian acá, Rey “pallá”, sábanas limpias, plata reluciente. Urna “pacá”, Rey “pallá” otra vez,…

¡Limpio como un jaspe!
¡Reluciente como una patena!
Me han dejado ¡como los chorros del oro!

Siguiendo el camino editorial que prometí y una promesa es una, el mundo cofrade debería ser de mi atención en estas líneas pero saben qué, el pueblo llano posee el don del agotamiento a este Rey Santo. El amor inagotable que les profeso combate con el sopor y la escasez de rigor y la sociedad y las redes, las redes y la sociedad desvían su atención perdiéndose en tanta y tanta simpleza que terminan por derrumbar a este Rey que le da al botoncito X y se arrepiente de ello a la mínima quitándoseme la fuerza arrolladora a priori, y volviendo a la urna desasistido en lo moral.

¿Saben algo? Yo vine aquende a versar de una temática y concluyo este manuscrito sin hacer exaltación del mismo por olvido puntual.

¿Se puede promulgar que se me ha ido el santo al cielo?

Sean felices mientras trato de recordar y si eso acontece, plasmarelo para venideros dominicales.

La edad no perdona…

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