Pirateo en Sevilla

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¡Al abordaje!, susurraba incesantemente entre alaridos el capitán, hermano mayor de una tripulación peculiar donde ninguno sabía hacer un nudo, ni entendían de cartografía y ni siquiera eran capaces de orientarse con una brújula.

Patas de palo, carencias oculares escondidas en parches, gente joven, mucha gente joven con esa sonrisa pícara del que se quiere comer el mundo surcando los mares del uno al otro confín.

Una bodega justita, sin alardes, vino de garrafón y ron barato les bastaba par brindar por cada hazaña, por cada contienda vencida o simplemente, por levantar el vaso entre amigos y que siga la amistad.

Unos piratas muy muy peculiares, surcan calles en vez de ríos o mares, unos piratas, un barco sin galeón aunque con capitán y llamador. No hay velas, no hay timón, y no se te ocurra preguntar por proa o por popa.

¿Quién no ha soñado con ser pirata en su vida? Truhan…

Aquende llegó con mi vocablo al lanzamiento de lanzas en los de la verdad de unos corazones que mueven montañas, que se arrodillan ante el Hijo del Altísimo y su Bendita Madre y que con un carro del supermercado y un tómbola, son capaces de ayudar a sufragar los gastos de algún que otro abuelito necesitado. Sin más. Sin más y nada menos…

Aquende hallase este Rey Santo para tumbar ranciedumbre, para callar y acallar sin descanso la crítica desairada y de escasa cuantía valiosa a una tripulación pirata, la que sea, no preciso limes ni nombres, que se postra arrodillada ante Jesús y que se atreven a vencer krakens y tempestades por llevar a su Cristo por las callejuelas que le permiten con fervor, amor y mucha fe.

No olviden que Sevilla requiere de sus pasos, de sus Titulares y sus rezos y que nadie se atreva a paliar la fe y la ilusión de unos cristianos de bien, que hacen su demostración pública con mucho más cariño que el que acompaña a los que ya sabe usted.

Sin juegos infantiles, sin tallas del siglo de oro pero con la fe inquebrantable del da todo lo que tiene. Y sempiternamente se ha versado que a ese no hay que solicitarle plus.

Sean felices y vivan su fe que la Cuaresma se marcha tal como vino y luego todos son recuerdos…

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