Desde el viernes 15 de diciembre, la Virgen de la Esperanza de Triana se dispone en besamanos, recuperando después de cuatro años este culto, ya que con la pandemia del COVID sólo se pudo hacer el acto reverencial.
Miles de fieles y devotos han podido contemplar y rendir honores ante la imagen en un culto que finaliza en este lunes 18 de diciembre, en la festividad de la Esperanza.
La Virgen de la Esperanza en su besamanos
La Virgen Esperanza luce para la ocasión la saya de tisú de plata y la toca de sobremanto, bordadas ambas piezas por las hermanas Martín Cruz en 1968 y 1965, respectivamente. El manto que porta es el conocido como el de ‘los dragones’, bordado por Esperanza Elena Caro en 1948.
Completa el conjunto un rostrillo de encaje de Inglaterra sobre tejido de plata y su característico pecherín conocido como ‘el refregador’. Finalmente, sobre sus sienes, porta la corona de oro labrada en Orfebrería Triana con la que la Virgen fue coronada canónicamente en 1984, y luce el puñal de brillantes estrenado en 2022 elaborado con diversas piezas del joyero de la imagen.
Preside un aparato de cultos efímero que simula, en esta ocasión, un salón del trono, en alusión al origen del propio acto del besamano en sí mismo, como ceremonia real. Como fondo, un extenso telón de terciopelo rojo es precedido por un marco de madera tallada y dorada, obra de Antonio Sánchez, a modo de dosel. En su interior, como fondo, se ha dispuesto el portentoso techo de palio bordado en el taller de Hijos de Olmo, en 1918. Todo ello se encuentra coronado por un manifestador de las grandes solemnidades, propiedad de la Hermandad de la Palma de Cádiz, obra de finales del siglo XVIII.
Delante del referido conjunto se ha colocado el trono. En el resto del montaje efímero destaca el uso de los candelabros de diez brazos de plata de ley, diseñados por Eduardo Crespo y realizados por el taller de Orfebrería Triana.
Fotogalería
Fotografías: Hermandad de la Esperanza de Triana.
