Décima de diciembre

Décima jornada de la duodécima mensualidad y comenzamos a otear el pasado.

Comenzar a decir adiós al pasado en este presente sempiternamente especial para aferrarnos rabiosamente a un futuro que cuando vuelva a ser presente nos sirva para mirarlo con una sonrisa en el instante en que se convierta en pasado y así, ni Fibonacci imaginó una redundancia tal.

Segundo dominical de adviento, ¡prendan la luz morada en su corona!, vela de Belén, símbolo de fe cristiana.

Luces encendidas por doquier, el mercantilismo al servicio de la fe, ¿o es al revés? Lo cierto es que Sevilla está saturada e incluso sobresaturada en cuanto a concentración humana se trata, y bendita cuantía excelsa. Sevilla necesita y es merecedora de ser admirada por todos y no por unos cuantos elegidos.

Ya es Navidad en Sevilla y en sus hogares porque el sevillano se mantiene firme en la bendita costumbre de adornar sus casas y montar el Belén en el tradicional puente de la Inmaculada. Y que no se olviden estos días que sempiternamente no estamos solos en el montaje; manos arrugadas y pelos canos están presentes, poniendo ese último retoque casi insignificante. Pero están…

Dos septenarias para el momento único del alumbramiento, dos septenarias para que el Mundo vuelva a ser mundo y par que cantemos el Chiquirritín juntos. Qué cosa más fea de villancico…

Mientras, sean felices y no titubeen en alegrías y sonrisas.