Soy de un barrio del sur de Sevilla que se llama Pedro Salvador que, quizás como rara avis en Sevilla, no tiene iglesia. De hecho, en varias ocasiones, he cedido el salón de mi piso los sábados por la tarde para que se hagan encuentros cristianos allí porque las vecinas ancianas no pueden desplazarse hasta la Parroquia del Claret.
Toda esta introducción es para contar que sin ser miembro de ninguna hermandad siento especial unión con La Misión que sale del Claret y recorre Heliópolis, Reina Mercedes y llega hasta el Hospital Universitario Virgen del Rocío. Todos los años es la primera que veo salir y por tanto la primera que dibujo.
Con su calmado pasar por las calles me da tiempo a pillar detalles que en las procesiones de carrera oficial, entre la velocidad y las bullas no me da tiempo a captar, como el caso de que un niño pida cera a un nazareno. Supongo que esa bola ya venía así de años anteriores, porque era demasiado grande para ser solo del primer día