El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) finalizó recientemente los trabajos de restauración en el palio de la Virgen del Valle, tras dos años de trabajos sobre una de las grandes piezas bordadas de la Semana Santa hispalense.
Para ello han realizado la reintegración volumétrica de los terciopelos mediante la aceleración y envejecimiento de muestras.
En este sentido, hasta este miércoles 8 de marzo se puede contemplar en la Fundación Cajasol tanto el techo como las caídas, además de otras piezas patrimoniales de la corporación del Jueves Santo.
La intervención conservativa del palio del Valle
Partió con la intervención de la redacción del proyecto de conservación, implicando la realización de estudios complementarios generalizados de las bambalinas, debiendo accederse, entre otros, al conocimiento del reverso de las mismas, para mayor precisión y exactitud.
En el caso del techo de palio se ha hecho una limpieza superficial con microaspiración, eliminación de adhesivos y óleos, limpieza de bordados una consolidación puntual y una reintegración en los casos que se determine.
En el caso de las bambalinas, además de la limpieza superficial con microaspiración, eliminación de adhesivos y óleos y consolidación puntual, se ha eliminado la intervención realizada en 1972, así como una fijación de los bordados. Éstos se están limpiando, incluidos los ocultos y se haría una reintegración de lagunas de ellas.
Cabe recordar que en 1997 el IAPH tuvo ocasión de estudiar el palio procesional, el personal técnico del taller de conservación de textiles, del laboratorio de química y del laboratorio de medios físicos de examen realizó tiempo atrás un reconocimiento que volvió a constatar la fragilidad de la obra. En términos materiales, el palio presenta en la actualidad un estado de conservación delicado, aunque en los últimos años no ha experimentado grandes cambios a pesar de las dos últimas intervenciones llevadas a cabo.
El palio de la Virgen del Valle
Se trata del único del siglo XVIII que sigue procesionando en la actualidad. Es de autoría anónima y fue utilizado por la Virgen de la Antigua y Siete Dolores, una de las grandes devociones de la época. En 1805 fue comprado por la Hermandad del Valle, siendo restaurado por Antonia Bazo.
El techo es de terciopelo granate bordado en hilos metálicos plateados y sedas de colores. La aureola circular que centra la composición fue elaborada en la primera mitad del siglo XVIII y representa simbólicamente la proclamación de María como Madre de Dios. El salpicado de estrellas fue ejecutado por Bazo en 1806 y el resto de la ornamentación se elaboró en 1880, por Teresa del Castillo.
Fotogalería
Fotografías: Carlos Iglesia.