Qué te digo

Qué te digo…

Qué te escribo…

Qué puedo juntar acá que sea original y originario, quiero ser el primero, el primigenio. Y se le complican las palabras a este Rey Santo que entre sollozos manuscribe por y para ti cuando el candil parece irse y venirse como consecuencia consecutiva de un aire fresquito que entra por los pasillos catedralicios.

No quedan vocablos por versar, sentencias por promulgar, versos por exaltar…

Ponte guapa, como tú sabes, cómo te enseñaron tus mayores. La perfección consiste en eso, ataviarse como debes para cada momento.

Atrás quedaron las flores de tu jardín, atrás quedan las mantillas, pretéritos los lunares y volantes.

Agárrate fuerte a tu Simpecao y camina como tú sabes, Sevilla.

Batas y flores, rezos por sevillanas, camino de Almonte. Sevilla ya está preparada, todo tiene su momento, todo tiene su lugar en el tiempo.

Sevilla y sus hermandades, Sevilla y su Virgen del Rocío se fundirán en ese ancestral amor sin rodeos, sin excusas, puede que el más sincero.

Buen camino, romeros.