TUAM MORTEM NUNTIAMUS TUAM RESURRECTIONEM PROCLAMAMUS
Permitan la osadía a este Rey Santo de transcribir pulso a pulso, silueta a silueta, trazo a trazo, la sentencia que acontece en el Ábside del Dios Expirante que,en el barrio de Triana, exaltan las lenguas de vetustos vecinos de corrales jamas yace.
Certeza plena, no existen coordenadas aceptadas para la dubitativa reflexión: Dios Hijo abandonó el sepulcro y resucitó.
La Pasión, la suya es pretérito nunca simple, la nuestra, incluso en estas fracciones temporales de gozo superlativo prosigue y debe mantenerse una sonrisa convencida bajo enmascarada faz.
El Hijo del Altísimo descendió a suelo real, tocó el pavimento inundando de devoción las callejuelas y ahora, mantengamos lucha encarnizada ante el Barrabás que nos asola.
¡Jesús Cristo y Rey ha resucitado!
Aguardaremos una anualidad sentimental en su completa demostración para demostrar públicamente nuestra Fe. Mientras, inunden iglesias que Él y su bendita Madre os espera en ese banco silencioso a mitad de templo, en esa resguardada esquinita donde afloran tus anhelos y tus agradecimientos.
Jesús ha resucitado. Feliz Pascua de Resurrección.