A la presente fecha se presenta este Rey Santo para calmar los cauces acuíferos que versaban acerca de la tardanza en recoger y almacenar cada viejita, cada ovejita, cada pastorcito, el trío de monarcas magos y mágicos y el portal, con la mula y el buey al fondo.
¡Calma, Sevilla! ¡Calma!
Este Rey Santo presenta un novedoso día de gozo para el cristiano; hoy conmemoramos el bautismo, a través de Juan, del Mesías, Hijo de Dios que habita en San Lorenzo y expira agonizante por Triana.
No tengan pues exceso de celeridad al desmontar vuestros belenes, aún tienen sentido litúrgico y en nuestros corazones.
Hoy, data en la que en España se decreta la expulsión de los moriscos de Andalucía, allá por fechas de inicios de la XVII Centuria, os digo que, a partir de la calenda venidera, ya poseen poder suficiente para decirle adiós a la Navidad pero nunca jamás de los jamases a ese espíritu de bondad y amor del que hacemos gala en el reino y piensen, mediten, anhelen con la mejor de sus trazadas curvas faciales, esperando otro tiempo que ha de venir, sin prisa, sin agobios, como Sevilla sabe hacer las cosas.
¡Gocen, sevillanos!
