¡Izo la acción que como reacción a la misma se genera un eco que traspasará muros del Reino inundando de exaltación protesta!
¡Súbditos del Reino! ¡Sevilla! Perdonen a este Rey Santo por el atrevimiento: ¡Andaluces todos! Izo en cólera superlativa al otear la preocupante disyuntiva que acaece en nuestro hercúleo e histórico reino en tal y en cual parece que desvivirse por un proceso es vocablo con carácter de sinonimia.
Jamás alzaría Lobera este Rey Santo en temporadas actuales aunque toca hacer utilidad del don otorgado y continuar la reconquista de la convicción, la reconquista del honor, la reconquista del sentimiento de orgullo que debería imperar en la totalidad de nuestros motores de sentimientos y que cada porción salina bermeja que atraviesa y vacila por el porcentaje máximo de nuestros organismos, respire en andalúz. Muchos fueron los caídos en el campo de la NO batalla por y para que, a la calenda actual, gocen de prioridades que comienzan a ser olvido en los cerebelos de propios.
Este Rey Santo, que antaño gobernó Reinos mágicos poblados y repoblados de grandeza, riquezas y cultura, mucha cultura, cae en la tristeza más apenada, capaz de arriar a la mismísima vía fluvial más importante que el Antiguo Mundo haya visto, al contemplar anonadado, los vocablos emitidos por centenares de súbditos que se distraen en temáticas catalanistas de segunda, mientras lo que fue madre de todo, se anochece oscura, sin estrellas y sin tan siquiera el brillo profundo y arraigado de Selene, en nocturnidades de hoy.
Y este Rey Santo se cuestiona para sí: ¿para cuándo reconquistar lo reconquistado décadas atrás? ¿Cabe posible exaltación hacia los infantes de la grandeza del reino autonómico donde han tenido la dicha y el gozo de caer vivos? ¿Cabe sentencia sobre nuestro lenguaje allá donde prime la pluma de Cervantes sobre la de Chaquespeare? ¿Hay lugar a la batalla pacífica para otorgar novedosa idea aunque vetusta de habitar reino majestuoso y no el degradado en el que nos comunicamos? ¿Sufragio para otorgar placeres a coloristas personajes gubernativos? Cuestiones retóricas que nadie atrévese a replicar por pavor a percibir fonemas inauditos y de pésimo gusto.
Mientras, en porción del extinto reino de Aragón, la carestía de extintores acontecerá a la menor brevedad para apaciguar los fuegos interesados que los refugiados en la política han procesado profesando amor incondicional a una estrella tan revolucionaria como casual y que extraños y mandamases han sostenido inconscientemente atendiendo a cada solicitud, para adherirse al sillón de sillones y que los despiadados e incultos e ignorantes corazones del pueblo han creído a piececillos juntos.
Blas, Manuel José, Juan Carlos, atónito observa este Rey Santo desde su Urna, como vuestra enfurecida guerra para conquistar y reconquistar dignidad para nuestra Andalucía se diluye a zancadas desmesuradas y la totalidad sigue tuiteando su indignación. Luego, a voz en grito, suplicarán una nueva reconquista.
Sé que me entendéis. Perdón por no incorporarme de mi urna…