Las luces de la Semana Santa 2015

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Ya pasó. Se nos fue una Semana Santa de pleno al quince, de todas las cofradías en la calle, de despreocupación por las nubes y de calor…de mucho calor. Una semana que nos ha dejado momentos y estampas inolvidables y nos ha recordado otras, que creíamos en el olvido.

De lo mejor que hemos podido ver este año ha sido a la Virgen de la Estrella, primer año que no la vestía Garduño, que nos retrocedía a una estampa de la Dolorosa de hace años, bajo el palio del que fuera su vestidor durante tanto tiempo, y con saya y manto azul de salida.

Otro de los momentos sublimes de este pasado Domingo de Ramos, nos lo dejó la hermandad de San Roque, que tras el 2014 en el «exilio» (hizo su salida desde la Iglesia de Santiago por obras en su templo), volvía a salir de la Plaza de Carmen Benítez, sede de la corporación. Como detalle, la familia del Pali «prestó» la medalla de la ciudad concedida al sevillano, para que la luciera la Virgen de los Dolores y Misericordia de Jesús Despojado en su salida procesional.

La música también nos ha dejado momentos imborrables e incluso, si echamos la vista atrás hace unos años, casi impensables. La incorporación de marchas de fuera de Sevilla, poco a poco se va abriendo hueco en la capital. La Virgen del Rosario del Polígono de San Pablo a los sones de «Concha» del granadino Víctor Ferrer, es ejemplo de ello.

Si hablamos de recuperaciones históricas, la hermandad de Santa Genoveva volvía a retomar su antiguo recorrido por el interior de la Universidad de Sevilla, pese a las imposiciones de la institución hispalense para no dañar la estructura del recinto. Las Aguas, por su parte, recuperaba la antigua disposición del misterio y San Esteban retomaba el andar de su primer paso, perdido hace algún tiempo.

Una consolidación. Las Siete Palabras parece haber hecho fijo el recorrido de ida para llegar a Campana, mucho más bonito y recogido por Baños, Goles y Puerta Real. Magnífica decisión.

El Jueves Santo fue todo un acierto de principio a fin. El cambio de recorrido del Valle, los diez minutos más que oxigenaron a Pasión, hicieron que los horarios, por primera vez en toda la semana, se cumplieran con toda precisión en Campana. Monte-Sión por su parte, ayudó, a su cada vez más numeroso cuerpo de nazarenos, acortando el recorrido de vuelta hasta la calle Feria. Dos recuperaciones históricas en esta misma jornada. El Señor de Pasión procesionó con la túnica bordada llamada «de los cuernos de la abundancia», potencias y corona de espinas por sus 400 años. En el Valle, el Cristo de la Coronación de Espinas volvió a lucir la clámide púrpura, cosa que no pasaba desde casi mediados de los años cincuenta.

Esta pasada Madrugá de 2015, el Señor de la Sentencia lucía sobre su paso con la nueva túnica malva y plata, bendecida días antes de Semana Santa, sobre un monte de claveles morados.

Para deleite de los sentidos fueron dos momentos mágicos que se vivieron estos pasados días. Uno en la Madrugá, con la Campana que realizaron ambos pasos de los Gitanos, un andar sencillo, elegante, y sobre todo muy fino. Otro, el Viernes Santo con el palio de la Virgen de Montserrat a los sones de «Margot», interpretada magistralmente por la Banda del Maestro Tejera. Puro romanticismo para los amantes de lo clásico.

El Sábado Santo hubo un estreno que vivirá por mucho que pasen los años en la memoria de todos y sobre todo en la de sus hermanos. El Sol enseñaba a Sevilla por primera vez en Estación de Penitencia el techo de palio nuevo, obra del pintor Raúl Berzosa. Sin duda, el estreno de la Semana Santa 2015.

Que en los tiempos que corren toda ayuda es poca para las Bolsas de Caridad de las hermandades, no es una novedad. Pero lo que cada año hace la Soledad de San Lorenzo es de monumento. A los pies de la Soledad, cada año hacen estación de penitencia los donativos de los hermanos destinados íntegramente a la Caridad de la corporación soleana. Este año más de diez mil euros para echar una manita a la gente. Chapeu

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