Oda a la Esperanza sevillana

Avatar de Rey San FernandoPublicado por

Yo, Fernando, Rey y Santo por la gracia de Dios Rey, alzando la voz en grito que antaño templó espadas, Lobera en mano, y conciencias, proclamo a la data presente —con más lirio que acero— la soberanía invisible y a la pose muy visible de la Esperanza en Sevilla.

Hay una que reina en San Gil, coronada de madrugada y de blanca aurora, que en La Macarena hace del verde un dogma y del consuelo un patrimonio del alma.

A Ella acuden los vecinos vencidos por la oscuridad de la noche, los que llegan con la fe destrozada hecha jirones y regresan enteros y  recompuestos, como quien halla patria en su eterna mirada.

Y hay otra que mora en la calle larga plena de Pureza, calle estrecha y universal, donde Triana aprende a sentir a raudales y a latir despacio para no romper el milagro.

Allí la Esperanza se dice en voz baja, se reza con acento de río y se entiende sin catecismos porque basta mirarla para creer.

Dos Esperanzas, un mismo latido.

Dos orillas del alma sevillana, unidas por un puente que no figura en los mapas: el de la fe callada que no presume y la férrea devoción que no se rinde.

Si alguna vez dudé del porvenir del hombre,

bastó con verlas —una al alba, otra al crepúsculo— para saber que Sevilla no deambula y jamás camina sola.

Porque mientras haya Esperanza en Macarena y Esperanza en Pureza, este reino seguirá salvándose a sí mismo, con la naturalidad de quien suspira y la grandeza de quien ama.

Sean felices en estos días previos a la magia del Nacimiento del Redentor Hijo del Altísimo.

Deja un comentario