Roma a los pies del Cachorro

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El pasado sábado 17 de mayo se vivió una de las jornadas más esperadas en los últimos años, y fue a más de dos mil kilómetros de distancia.

El Cristo de la Expiración de la Hermandad del Cachorro procesionó por vez primera fuera de nuestras fronteras. En concreto, en Roma, en la Ciudad Eterna con motivo del Jubileo de las Cofradías, junto con otras imágenes de diferentes territorios, dejando así una estampa para la historia.

La ‘Gran Procesión’

Poco antes de las 14.00 horas comenzó a salir los diferentes cortejos de las primeras cofradías. Abrió el cortejo una cruz patriarcal con un crucifijo del siglo XVIII, perteneciente a la Hermandad del Santísimo Sacramento de la localidad protuguesa de Mafra. Continuó con Santa Ana con la Virgen de Arturo Viligiardi de la archicofradía de Santa Ana de los Palafreneros del Vaticano.

Siguió con la imagen de Jesús Nazareno de León, con un trono cuyo canasto era el antiguo del misterio de la Hermandad de San Gonzalo, y con sones de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús Nazareno de la propia localidad, con marchas clásicas como ‘Alma de Dios’.

También estuvieron dos crucifijos del Priorato Ligur de Génova, otro crucifijo denominado ‘Le Devot Christ’ de la localidad francesa de Perpignan, portado por nazarenos y concluyó esta primera comitiva con la Virgen de los Dolores de la Cofradía de María Addolarata del municipio italiano de Enna.

En torno a las 14.00 horas salió el Cristo de la Expiración a esa carpa o tinglao. La luz de Roma iluminó a la majestuosa talla de Ruiz Gijón, que llevó sus potencias y corona de espinas realizada por Fernando Aguado. Sonaba ‘Nuestra Señora del Patrocinio’ por parte de la Sociedad Filarmónica de la Oliva de Salteras y la Banda de Música de la Puebla del Río, con un repertorio exquisito y excelso.

Posteriormente lo hizo la Virgen de la Esperanza de Málaga, en su majestuoso trono, cargado por unos doscientos hombres de trono, siendo una de las grandes devociones de la capital malagueña. La ‘Prisionera del Romero’, como allí le llaman encandiló a los presentes, no solo a sus devotos, sino a todos los que asistieron y pudieron contemplarla.

Otro de los grandes momentos fue el discurrir por el Coliseo Romano. Quizás la estampa más fotografiada cuando el Cristo de la Expiración pasó bajo los sones de ‘Cachorro, Saeta sevillana’ ante una de las Grandes Maravillas del Mundo Antiguo, una zona donde numerosos cristianos fueron martirizados y asesinados a lo largo de la historia.

Por desgracia no todo fue positivo en esta ‘Gran Procesión’. Una de ellas fue el aforamiento y las vallas a lo largo de todo el recorrido (los miembros del Cecop se habrían emocionado). Otra incluso la queja de los hermanos en las que en las primeras horas de procesión al estar mucho tiempo al sol y sin avituallamiento, o que ni siquiera dejaron a los hermanos poder ver la salida del crucificado.

Pasaron por zonas de grandes jardines donde estaban antiguos templos hasta llegar al Circo Massimo. Posteriormente, tras retornar de nuevo por el mismo recorrido a la inversa, el cielo se oscureció y empezó a llover. Unos chubascos intensos que deslució por completo esta procesión. Ninguna de las imágenes fueron tapadas, a excepción del manto de la Virgen de la Esperanza, ni tampoco se pudieron refugiar en ningún al ser un circuito cerrado y vallado.

Estos chubascos se sucedieron al menos en dos ocasiones más a lo largo del recorrido de vuelta, que dejó otra estampa: los sones de ‘Amarguras’ tras el Cristo de la Expiración al anochecer por el Coliseo. Se llegaron a vivir momentos de tensión, ya que un grupo de sevillanos saltó las vallas para delante del paso y los propios carabinieri intentaron apartarlos, sin éxito alguno para ellos.

Aceleraron su discurrir hasta entrar en torno a las 21.30 horas a la carpa, culminando así un día para la historia de la corporación de la calle Castilla. Sobre las 23.00 horas hizo lo propio la Virgen de la Esperanza de Málaga.

Este próximo miércoles 21 de mayo estará ya de nuevo en su basílica de la calle Castilla, finalizando así este jubileo de las cofradías.

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