No sólo estarán el Cristo de la Expiración de la Hermandad del Cachorro o la Virgen de la Esperanza de Málaga en la procesión de Roma el próximo sábado 17 de mayo.
Distintas imágenes de Francia, Italia y Portugal estarán también presentes, además de la imagen de Jesús Nazareno de León
Las imágenes italianas, portuguesas y francesas de la primera procesión o preprocesión
Las imágenes italianas, portuguesas y francesas estarán dispuestas en la primera procesión o ‘preprocesión’, aunque finalmente el cortejo irá en una sola comitiva.
Abrirá el cortejo una cruz patriarcal con un crucifijo del siglo XVIII, perteneciente a la Hermandad del Santísimo Sacramento de la localidad portuguesa de Mafra. Continuará con un cuadro de Santa Ana con la Virgen de Arturo Viligiardi de la archicofradía de Santa Ana de los Palafreneros del Vaticano.
Seguirá con dos crucifijos del Priorato Ligur de Génova. Luego estará otro crucifijo denominado ‘Le Devot Christ’ de la localidad francesa de Perpignan. Concluirá esta primera comitiva con la Virgen de los Dolores de la Cofradía de María Addolarata del municipio italiano de Enna.
Las imágenes españolas: el Nazareno de León, la Virgen de la Esperanza de Málaga y el Cristo de la Expiración del Cachorro
En cuanto a las imágenes españolas, la que estará en esta primera comitiva será la de Jesús Nazareno de León. Conocido simplemente como el Nazareno, es una imagen de Jesús de Nazaret que evoca el momento de su Pasión cuando se dirige hacia el Gólgota para ser crucificado. También es llamado el Señor de León por la gran devoción existente entre los leoneses hacia esta obra. Es una obra de autoría anónima de la escuela castellana, aunque en estos últimos tiempos se le ha atribuido a Gregorio Fernández.
La obra se encuentra en la capilla de Santa Nonia y es titular de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Dicha imagen procesiona tanto en la procesión de la Pasión del Lunes Santo como en la Procesión de los Pasos del Viernes Santo. En la primera de ellas la talla procesiona en solitario, pero en la segunda es acompañada por Simón de Cirene, que ayuda al Señor a sostener la cruz, dicha obra secundaria fue hecha por Víctor de los Ríos en 1946.
La Virgen de la Esperanza de Málaga es una dolorosa de candelero. Expresa su tristeza de forma serena, sin gesticulaciones ni aspavientos, pero ampliamente reconocible por las lágrimas de cristal que surcan sus mejillas y el pañuelo de encaje que lleva en la mano (manípulo) para enjugar el llanto. La imagen es de en torno a 1641, mientras que las actuales manos son de Luis Álvarez Duarte de 1969.
Durante la Quema de Conventos y la Guerra Civil, sufre daños en dos ocasiones, tanto en labio superior, como en la punta de la nariz, cuello y en el pelo añadido en siglos posteriores, hecho que motiva su posterior restauración.
El Cristo de la Expiración es de los últimos de los grandes crucificados del barroco español. Representa el instante de su muerte, Cristo crucificado está vivo mirando a lo alto, desnudo y con el paño de pureza que sostiene una cuerda y descubre toda su silueta. Se trata de una de las figuras más perfectas de la imaginería andaluza, por dibujo, modelado, talla, policromía, verismo anatómico y magnífica expresión del rigor mortis.
Su ejecución se contrató notarialmente el 1 de abril de 1682 y el imaginero debía percibir por ella 900 reales, pero consta en otro documento que percibió 1.100 reales. La talla está hecha en cedro real de Flandes y mide 1.89 m. Toda la imagen, que hincha el tórax y tensa los músculos en busca del último aliento, es movimiento y ritmo ascensional, pero «donde Gijón potencia el efecto barroco es en el paño de pureza… que resulta en extremo virtuoso». Pormenoriza los pliegues, en aleteantes fragmentos, de fina lámina.
Su imaginero fue Francisco Antonio Ruiz Gijón nacido en Utrera en 1653. En 1660, la familia se trasladó a Sevilla. Con 15 años, en 1668, ingresó como alumno en la Academia de Pintura y Dibujo promovida por Bartolomé Esteban Murillo en la Casa Lonja. Allí recibió enseñanzas de dibujo escultórico por parte de Pedro Roldán, el más importante escultor de la Sevilla de la segunda mitad del siglo XVII.
El 3 de julio de 1669, entró como aprendiz en el taller del escultor Andrés Cansino y cuando este murió se hizo cargo del taller, terminando las obras inacabadas. Ocupó el cargo de mayordomo entre 1672 y 1674. Agustín Sánchez Cid lo restauró y consolidó los ensambles en 1940. En 1947 retocó la policromía el pintor Juan Miguel Sánchez.
En 1973 un incendio que se produjo en su capilla destruyó la dolorosa y dañó gravemente el costado, pierna y talón derechos del Cristo. También quedaron dañados el paño de pureza y la policromía, siendo restaurado por los hermanos Antonio, Raimundo y Joaquin Cruz Solís.
