Las mejores imágenes de la gran muestra ‘Sedes hispalensis: Fons pietatis’

Avatar de Carlos IglesiaPublicado por

A lo largo de los meses de noviembre y diciembre, la catedral de Sevilla acogió la gran muestra cofrade ‘Sedes hispalensis: Fons pietatis’.

Numerosas piezas se pudieron contemplara lo largo de las últimas semanas del año, en una exposición conmemorativa por el II Congreso Internacional de Hermandades

La muestra ‘Sedes hispalensis: Fons pietatis. La Catedral de Sevilla, fuente de Piedad’

El primer bloque temático se desarrolló en el Patio de los Naranjos. En esta zona, formó parte de la muestra el púlpito renacentista de mármol desde el que tantos eminentes predicadores como San Juan de Ávila, San Vicente Ferrer, San Francisco de Borja, y otros, se hicieron eco de la palabra de Dios y despertaron las conciencias del pueblo de Sevilla abriéndolas a la piedad y la devoción.

Asimismo, en la capilla de la Virgen de la Granada se pudo ver un vídeo con documentación procedente de la biblioteca capitular y colombina, así como del archivo general del arzobispado que testimonia la vida de las hermandades establecidas en la seo de Sevilla, y la imagen de la Virgen de la Granada, titular de la desaparecida hermandad con el mismo nombre. La capilla de la Virgen del Pilar, presidida por la imagen de Pedro Millán (principios del S. XVI), completan el tema de las noticias de hermandades de Gloria en la catedral de Sevilla.

Por otro lado, la nave de la cabecera de la catedral tuvo por protagonistas tres de las devociones históricas de Sevilla más importantes. Así, la capilla de San Pedro acogió la temática de las ‘Rogativas’, con especial mención a la devoción al Santo Crucifijo de San Agustín. Para ilustrar este tema estuvo expuestos, además de documentos y grabados sobre las procesiones de rogativa, la propia imagen, obra realizada por el  escultor e imaginero Agustín Sánchez Cid para la parroquia de San Roque de Sevilla como réplica de la imagen histórica destruida durante el asalto y quema de dicho templo en julio de 1936.

En el trasaltar mayor se testimonia el amor filial del pueblo de Sevilla hacia su patrona, la Virgen de los Reyes, pudiéndose admirar seis de los pecherines con las alhajas que los devotos a lo largo de los años fueron donando a la imagen. Con motivo de esta muestra, las joyas que forman parte de los pecherines han sido limpiadas y restauradas, actualizándose su disposición. Estas obras estuvieron acompañadas por otras piezas de gran valor como la corona de Filigranas, corona de salida anterior a la coronación canónica de la imagen.

Igualmente, la propia Capilla Real formó parte del itinerario expositivo adquiriendo una nueva perspectiva durante la visita, pues se permitió a fieles y visitantes, de manera extraordinaria, subir hasta el camarín de Virgen de los Reyes y rodear el sepulcro-relicario, obra del insigne orfebre Juan Laureano de Pina (1683-1718), que alberga los restos del rey Fernando III desde 1729.

La capilla de San Pablo, por su parte, se dedicó a la devoción a la Virgen de la Antigua, cuya imagen la presidió durante la exposición. La acompañaron el simpecado bordado de la Hermandad de la Antigua de las gradas de la catedral, junto a un óleo sobre cobre de esa misma desaparecida corporación, completándose la temática con una nutrida colección de grabados y otros documentos sobre la Virgen de la Antigua procedentes de la Institución Colombina.

Semana Santa

Se comenzó por los ritos propios de la Semana Santa como la realización de la estación de penitencia de las cofradías a la catedral a través de los pasos de palio como elemento más icónico, pudiendo contar con el paso de la Virgen del Socorro, titular de la Hermandad del Amor, por la excelsa calidad artística de los elementos que lo componen.

La celebración de los Santos Oficios en la catedral estuvo presente a través del antiguo Monumento con obras como la pintura que realizara del mismo Lucas Valdés (1625), las planchas de grabado del Monumento o la imagen del Cristo Atado a la Columna (Francisco Antonio Ruíz Gijón 1688-1689), que formaba parte del mismo, así como las piezas de orfebrería del ajuar litúrgico usadas durante la celebración del Triduo Pascual, como el incensario de oro (Antonio Méndez, 1791), la jarra y bandeja para el Lavatorio (Damián de Castro, 1776-1780) y el Arca Eucarística (Luís Valadier, 1771).

Las características de la Escuela Sevillana de Escultura marcan la estética de las procesiones de la Semana Santa de Sevilla. A este respecto la exposición cuenta con una de las obras más emblemáticas de esta Escuela, pues se convirtió en el referente a seguir en el tratamiento del modelo iconográfico de los crucificados barrocos sevillanos: el Cristo de la Clemencia de Juan Martínez Montañés (1603).

Corpus, la Inmaculada y coronaciones canónicas

El tema del Corpus Christi con la procesión organizada por el Cabildo y la Octava se desarrolló en la sacristía mayor, donde se podrán admirar todos los pasos de la procesión del Corpus Christi de Sevilla, además de las reliquias que en su día formaban parte del cortejo de esta magna manifestación de piedad en torno a Jesús Sacramentado.

Finalmente, el Patio de los Oleos se dedicó al Miserere de Eslava y a los seises como expresiones musicales de las solemnidades en la catedral de Sevilla. Y el ángulo sureste del templo estará destinado a las devociones a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María y al Niño Mudo, así como a las manifestaciones de la piedad popular. En la exposición se podrá admirar diversas representaciones de la Inmaculada Concepción notorias dentro de la historia del arte como la Inmaculada de Martínez Montañés, ‘La Cieguecita’ (1631), la Inmaculada con Miguel del Cid de Francisco Pacheco (1619) o la Inmaculada realizada en 1662 por Murillo, con marco de Bernardo Simón de Pineda, para la Sala Capitular de la Catedral. Esa estancia, presidida por la Inmaculada de Murillo, es la manifestación más clara de cómo los capitulares hispalenses estaban volcados en la defensa de la Inmaculada que tanta devoción se sentía en la Piedad Popular de la Ciudad.

Las numerosas representaciones del Niño de Dios existentes en domicilios particulares y conventos son un referente del fuerte arraigo devocional que a nivel doméstico tenían estas imágenes en la piedad doméstica andaluza. Siendo una de las devociones tradicionales más entrañables de los sevillanos la que se le tiene al Niño Mudo de la catedral. Esta imagen de principios del siglo XVII con rasgos montañesinos también formará parte de la muestra.

En cuanto a la Contaduría Baja acogió la temática de las coronaciones canónicas, expresión devota de honra y honor hacia la Virgen por parte de los fieles. En este espacio podrá ser admirado el óleo titulado ‘Coronación de la Virgen de los Reyes’ del pintor sevillano Nicolás Alpériz (1910) y la corona con la que fue coronada la patrona de Sevilla, obra realizada por Pedro Vives Ferrer.

Además, el cabildo ha confirmado que se pudo ver las coronas de otras imágenes coronadas canónicamente como las de la Virgen de la Antigua (1929), María Santísima de la Amargura (1954), la Hiniesta Gloriosa (1974), la Esperanza de Triana (1984), Angustias de los Gitanos (1988), Virgen de la Encarnación de San Benito (1994), Virgen de la Estrella (1999), Virgen del Valle (2002) y María Santísima del Rosario de Montesión (2004).

Además, formaron parte de la muestra las capillas exteriores de las gradas en la calle Alemanes, dedicadas al Cristo de los Ajusticiados, la Inmaculada de los Gorreros, la Asunción y el Cristo del Perdón.

Fotogalería

Deja un comentario