Publicado por Desde mi acariciado aposento, en los altares catedralicios de esta ciudad, cuya fe y alegría crecen cada fracción temporal, os saludo con reverencia y gratitud, ¡oh, excelsos Reyes de Oriente!, guardianes de la esperanza y portadores de sueños.
Sabed que en esta tierra que el Altísimo
me ha permitido regir, los corazones de los infantes laten con un entusiasmo inigualable en espera de vuestra llegada. Son tiempos en los que las sonrisas infantiles iluminan incluso las noches más oscuras y lluviosas, y sus ojos brillan como estrellas al contemplar la posibilidad de vuestra generosidad.
Por ello, me atrevo a manuscribir esta carta, no como rey, ni como santo, sino como un servidor más de esta Muy Noble y Mariana ciudad y causa que es la felicidad de los más inocentes. Os invito, ilustres monarcas, a cruzar las puertas de nuestra ciudad, abiertas de par en par como símbolo de bienvenida y gratitud. Recorred nuestras calles y plazas, dejando en cada rincón el eco de vuestra bondad, repartiendo regalos y juguetes que llenen de alegría los hogares.
Os aseguro que el sevillano os recibirá con vítores y cánticos, como corresponde a tan noble misión. Que vuestros séquitos encuentren un paso seguro y vuestras alforjas sean inagotables, para que ningún infante quede sin la ilusión que vos traéis desde tierras lejanas.
Os ruego que, al cumplir esta labor, sepáis que mi gratitud será eterna, y mis oraciones estarán sempiternam con vos.
Que el Altísimo os bendiga y guíe en vuestro viaje, y que esta ciudad sea digna de vuestra presencia y legado.
Y a mis anhelados sevillanos: Sean felices
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