Cogiendo color en este fuego abrasador

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Aún cuando el verano se extiende aniquilando y dejando arrinconado al otoño, echo los ojuelos al pretérito u como en septenarias pasadas os anunciaba el comienzo del nuevo ciclo.

Acá, mientras sitúo las chorreras enguantadas a la venta por imposibilidad obvia, el reino ya goza del doble nombramiento anunciador donde el grafismo y el arte mostrarán a la Sevilla cofrade las cercanías de las fechas superlativas a cargo de Salustiano y sus tintadas bermejas y retratos negruzcos para dar paso al arte hecho palabra.

Mientras el primero se abraza a los pinceles, Juan Miguel Vega se aferrará al atril del Maestranza para inundar de palabras y perforar nuestros sentidos con una exaltación del Hijo de Dios y su Bendita Madre por las callejuelas de esa Sevilla que él quiera dibujar con su verdad y Salustiano rimar entre colores.

Octubre con sabor a junio o a julio y desde esta alícuota temporal, la espera. Y para amenizarla, escándalos musicales mayúsculos y extraordinarias por doquier. Y óptimamente versado: el anuncio de una terna de Salidas Extraordinarias donde, permítanme orar, lo extraordinario ha perdido el valor inicial extra para dar paso a la vulgaridad por el camino de lo cotidiano.

Este Rey Santo jamás se caracterizó por introducir índice en llaga ajena y jamás introducirá una nueva en este pergamino dominical ya que no es su misión. Aún así, y estando al tanto de absolutamente todo lo que se cuece y se guisa en marmitas y ollas de barro antiguo, niégome pues a ello por más que me avergüence de lo que acontece en ese submundo llamado mundo donde los valores están escritos en tablas descendientes de la montaña y en páginas ancestrales plenos de Verdad.

No hacéis doblez final, ni último rizo dominical si expusiera con píloros y señalizaciones gráficas, lo que siento y pienso para mis adentros en este cuerpito que Dios me ha dado.

Solamente me queda advertirles sobre lo verdaderamente verdadero y desearles gozo y felicidad en cuantiosas cantidades también indescriptibles.

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