Publicado por A las claritos de la mañana, cuando el sol se cuela por tu ventana y por mi ventanal, cuando esos primigenios rayos del Astro Rey anuncian celestialmente el fin de la nocturnidad y el paso a nuevas alegrías soleadas me dispongo a piropear a Sevilla.
Tornasoles varios, haz y espectro de la totalidad, plazuelas Iluminados, patio engalanado, geranios en flor. Adoquín que no refleja, que absorbe y se calienta como motor del reino se prepara para una nueva jornada calurosa, pero… ¿y esos colores? No tienen precio.
La mañana despertó con un azul angelical que no es azul Hiniesta pero tampoco celeste infante bebé, con una fuerza y una serenidad a la par que hacen de esta bella postal, algo para recordar por los restos.
Mujeres que parecen esculpidas por Joaquin Bilbao, encuadres sevillanos dignos de un óleo de Gonzalo. Y es que entre cigarreras y gitanas, muy torero, Real y Santo voy deambulando sin más rumbo que el que me guíen mis sentidos.
Rosaledas, trajes de fiesta y una fuente en medio de un patio reventón cual clavel feriante. Una mantilla, una mujer de flamenca, y un mantón de Manila…
Sevilla para gozarla, Sevilla para lucirla y presumirla del brazo, Sevilla para pintarla, trazarla y enamorarte de cada pincelada.
Sevilla la de Gonzalo Bilbao, Sevilla en sí misma.
Gocen pues de Ella y sean felices.
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