Sevilla ilustre

Deambular paseante por el reino, observar con atención superlativa las especies humanas que la habitan o visitan.

Caminar de soslayo entre el gentío, pisotear adoquines de barrios con tronío, con la solera de lo vivío.

Vivencias, chanzas y demás artilugios menesterosos para sobrevivir. Lazarillo sin ciego.

Guayabera almidonada, solapas resplandecientes y brillantina a rebosar. Pelito ondulado, zapatos a estrenar. Pañuelo reventón cual clavel en la solapa del feriante.

Plazas de abastos, pescado de categoría, carnes de primera, fruta robada y tardía.

Tasca de mostrador de madera, tiza en la oreja, barril a medio llenar, arrobas por robar. Arrobas por degustar. Brindemos por la felicidad.

Gitanos a peñascazos, un balón cosido y con más parches que el pantalón del colegio de curas. Sotanas remangadas haciendo el regate perfecto. Regate eterno a la sociedad. Enseñanza del momento.

Abril aguas mil versaba el refrán y los Cantores. Romanceros de tres al cuarto, la maría que va a la compra de prestado. Ditero directo a la ocasión.

Te vendo una ramita de romero pa que se vaya to lo malo y entre lo bueno me decía mi amiga con el mandil con más lamparones que…

La Sevilla de ayer, de antes de ayer y a ratos la de hoy. Qué fácil lo tendría Lope de Rueda para componer sus obras.

Sevilla Ilustre, Ilustres sevillanos.

Tubí continue… sean felices.