Doctor, doctor…!!!

Avatar de Rey San FernandoPublicado por

Inició este manuscrito con las menesterosas disculpas. Sí, los beneficiosos requerimientos de ser Rey y Santo hacen que para este que manuscribe no existan listas de espera ni le afecte el cierre del Hospital Militar. Incluso se cerró el ala este de mi urna para mayor intimidad.

Llegado el momento les confieso que me temblaban las canillas; a mi alargado currículum vital que no vitae, es de sensatez plena el pensar que alguna goterilla puedan ir aconteciendo. Pero no, robustez mastodóntica, la totalidad de parámetros en su rango adecuado. Sempiternamente gocé de una salud de hierro, envidia de propios y extraños.

Así, el informe médico fue radicalmente positivo pero les aseguro que cada vez que introducía un artilugio alargado por alguno de mis orificios, el pudor, el temor al dolor, pero sobre todo al pavor a que encuentren alguna reliquia fósil en ellos me hacía sobresaltar las pulsaciones del motor de sentimientos que distribuye la disolución acuosa bermeja que inunda mi cuerpito.

Si les soy sincero, como acostumbra este Rey Santo, tanto en el informe escrito como en lo escuchado, ha habido un verso que no rimaba con bondad en mis artefactos naturales de audición: no sé qué de una posible disminución de algunos centímetros de alguna parte de mi cuerpo en relación a la última revisión acaecida.

Este Rey Santo es popular por su Reconquista, por Sevilla, por Lobera y sin duda por la brillantez de su sable. Aún suman recuerdos por mi cerebelo de alguna damisela despavorida al contemplar tamaño artefacto.

Chanzas a un lime, aquende poseen Rey para rato y solicitó al señor Sanz, edil de la Casa Consistorial del reino promocione la apertura de mi acristalada morada para que la cohorte goce con admiración de mi belleza. Faz cómo estas no se encuentran en las encuadernaciones. Ni tampoco semejante sable.

Serán felices.

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