Annus novus

Promulgan que lo que se manuscribe en latín es para que se mantenga eterno y constante en la temporalidad y así son los primigenios vocablos encadenados de este Rey Santo.

Gentío, algarabía contenida pero algarabía, respeto, recogimiento, tradición, costumbres, soledad, felicidad, familia, amigos, brindis, y mil y en términos bien y bondadosamente podría añadir en la descripción necesaria aunque absolutamente innecesaria porque la cohorte es conocedora de ello. Ello…

Año Nuevo, cambio numérico que el pueblo goza y celebra pero que, a mis dentarias vividas y acontecidas, solo es algo anecdótico salvo por lo novedoso del instante a instante.

Año Nuevo, campanadas, familia, deseos y anhelos, caldos ricos y espumosos de la tierra, entierro de loberas, hachas y demás armamento blanquecino y promesas. Promesas..

Promesas por cumplir, promesas que se cumplirán, promesas y peticiones y para ello, Él. Él…

Él, su Poder inusitado, incomparable, único, incalculable, inconmensurable, de barrio, del reino, incomprensible, imposible ante explicación cuerda, cuerda a la que agarrarse.

Toda anualidad que comienza nos trae una docena de frutos de la vid, brindis y luz, su Luz, la que ilumina el camino.