Por desgracia, las mujeres nunca lo han tenido fácil en el mundo de las hermandades y cofradías. Marcado históricamente por un fuerte carácter machista, y siempre bajo un predominio muy importante de hombres, las mujeres han sido relegadas a un segundo plano.
Incluso en la actualidad, en las juntas de gobierno de las diferentes hermandades e incluso del propio Consejo de Hermandades, el número de mujeres en ellas no llega ni al 10% en la inmensa mayoría, e incluso en algunas ni siquiera cuentan con ellas.
A pesar de ello, sí se ha conseguido importantes avances a la hora de salir de nazareno, donde en todas las cofradías ya se permite desde el año 2011 la salida de mujeres con la túnica.
Las mujeres en los cortejos procesionales del siglo XVII
La inclusión de mujeres en los cortejos procesionales se remonta siglos atrás. Según González de León, más de setecientas personas formaban parte del cortejo de la Hermandad del Silencio a comienzos del siglo XVII. Tras la Santa Cruz en Jerusalén “seguía el cuerpo de mujeres, hermanas y devotas, con velas de media libra de cera, encendidas, cuyo número no bajaba de trescientas”. Este tramo de mujeres se disponía de manera diferenciada con respecto a los hombres.
También en el libro de reglas de la Hermandad de Vera Cruz se reflejaba las doncellas podían procesionar con escapulario y velas verdes en el siglo XVII.
Los Javieres y Vera Cruz, las primeras en incorporar mujeres nazarenas
No sería hasta mediados de la década de los 80’s del siglo XX, cuando una cofradía incluyó mujeres nazarenas en su cortejo procesional.
Se trató de la Hermandad de los Javieres en el año 1986. A modo de prueba, salieron cinco mujeres, como petición de un hermano de la entidad, y solo tenían conocimiento el hermano mayor en aquel momento, José García, y el por el entonces arzobispo Carlos Amigo Vallejo. Se trataba de Maruja Vilches (que llegó a ser la primera hermana mayor en una hermandad de penitencia), Mari Carmen Pérez, Remedios Márquez, Nieves León y Nieves García. Al año siguiente fue aprobada oficialmente su inclusión.
En 1987, la Hermandad de Vera Cruz también aprobó la inclusión de mujeres nazarenas, siendo la primera en ser recogida en sus reglas tras su aprobación por la autoridad eclesiástica. En ese mismo año también se sumó San Esteban, además de la anteriormente mencionada.
Posteriormente les siguieron San Roque, Santa Marta, la Candelaria, los Panaderos y la Sagrada Mortaja en 1988.
El decreto de Amigo Vallejo y las mujeres nazarenas en la Macarena
En 1997, Carlos Amigo Vallejo emitió por decreto unas normas diocesanas. En ella, hacían un reconocimiento explícito en los artículos 1 y 2, las normas diocesanas de 1997 sobre su derecho a participar en los cabildos, con voz y voto, pero no se mencionaba su participación en los cortejos procesionales de las cofradías. Por lo tanto, dejaba a la arbitrariedad de cada hermandad.
En el año 2001 fue el turno de la Hermandad de la Macarena. La corporación que más nazarenos ponía en la calle en la Semana Santa aprobaba la participación de mujeres nazarenas con 354 votos a favor y 285 en contra, siendo además la primera corporación de la Madrugá que lo hacía, suponiendo así un impulso determinante para que el resto de las cofradías lo equipararan.
De por sí en aquel año ya se contaba con 34 hermandades. Ya en 2002 lo ratificó los Gitanos, en 2003 la Esperanza de Triana, en 2004 San Bernardo y en 2005 la Estrella, entre otras.
El decreto de Asenjo y la equiparación oficial de mujeres en todos los cortejos procesionales
A pesar de ello, hubo tres hermandades que se oponían a incluir mujeres hasta el último momento. Se trataba del Silencio, la Quinta Angustia y el Santo Entierro.
En este sentido, en el año 2011 el arzobispo Juan José Asenjo firmó un decreto por el cual “determina la plena igualdad de derechos entre los miembros de las hermandades y cofradías de la archidiócesis, sin que sea posible discriminación alguna en razón del sexo, incluida la participación en la estación de penitencia como acto de culto externo”.
Entró en vigor a partir del 2 de marzo de ese año, por lo que ya todas las corporaciones permiten ya la participación de mujeres en los diferentes cortejos.